La zona semiárida del país conocida como Corredor Seco se amplió a
los departamentos de Huehuetenango, San Marcos, Retalhuleu, Quiché,
Santa Rosa y Escuintla. Esto, debido al impacto del cambio climático, al
cual Guatemala es altamente susceptible por su ubicación geográfica
(vea: Amenazados por la desertificación).
En los últimos cinco años el área seca, que inicialmente se ubicaba
en Zacapa, Chiquimula, Jutiapa, El Progreso y Baja Verapaz, cuantificada
en 10 mil 200 kilómetros cuadrados hasta 2007, aumentó de un 25% a 30%,
según estimaciones de expertos.
El total de superficie aproximada de las zonas del país con alta y
mediana susceptibilidad a sequía es de 49,430 kilómetros cuadrados,
equivalente al 45.45% del territorio nacional, según José Miguel Leiva,
asesor regional para Mesoamérica Del Mecanismo Mundial de la Convención
de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación y la Sequía y
parte del Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola (FIDA). El
director del Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología,
Meteorología e Hidrología (Insivumeh), Eddy Sánchez, confirma el
crecimiento del Corredor Seco a 11 departamentos. “Guatemala está a la
deriva de la variabilidad climática, lo que incide en años lluviosos o
secos; somos muy vulnerables y por eso el área semiárida tiende a
extenderse”, explica Sánchez (lea: Temperatura en aumento).
Datos del Programa de Acción Nacional de Lucha Contra la
Desertificación y la Sequía (Proandys) revelan que los lugares afectados
en Quiché con pérdidas recurrentes de cultivos por la sequía son:
Uspantán, Chicamán, Cunén, San Andrés Sajcabajá, Sacapulas, Canillá, San
Pedro Jocopilas, San Bartolomé y Zacualpa.
En San Marcos, con una extensión considerable de tierras degradadas,
San Miguel Ixtahuacán, Sipacapa, Río Blanco, Comitancillo y Pajapita.
En Huehuetenango, La Democracia, Mentón, Chiantla, Cuilco, Malacatán y Malacatancito.
En la Costa Sur, Chiquimulilla, Taxisco y Guazacapán, en Santa Rosa;
en Escuintla, Santa Lucia Cotzumalguapa, Tiquisate, Nueva Concepción, La
Democracia, Masagua y La Gomera.
“Las zonas secas altas se ubican en Zacapa y Chiquimula, consideradas
desérticas, porque ya perdieron su capacidad productiva, donde se
concentra el 15% del territorio nacional, con sequía media que abarca la
zona volcánica, media hasta Huehuetenango y San Marcos, una parte de la
región Sur y de Izabal. Con sequía baja, la Franja Transversal del
Norte, la zona de San Francisco Petén y altiplano occidental y boca
costa”, explica Leiva.
Las causas
El crecimiento del área del Corredor Ceco es atribuido a los efectos
del cambio climático, generado por el aumento de la temperatura global,
que ha provocado variabilidad en el clima, lo cual se refleja con
inundaciones o sequías, como la ocurrida en el período 2009-2010, uno de
los más secos en los últimos 60 años en Guatemala.
La sequía se ocasiona por los cambios en los patrones de la lluvia.
“Está lloviendo cada vez menos días, pero cuando llueve, caen hasta 100
milímetros de agua y el suelo no es capaz de cumplir su función de
esponja. Además, sube la temperatura, lo que provoca que las plantas
demanden más agua, y genera pérdidas en las cosechas; a esto se le llama
la sequía perfecta”, explica Juan Carlos Rosito, del Instituto de
Agricultura, Recursos Naturales y Ambiente (Iarna), de la Universidad
Rafael Landívar.
Las regiones secas se producen cuando la precipitación es menor a lo
que necesitan los ecosistemas para sobrevivir, o muy seca cuando llueve
menos de la mitad de lo necesario, como ocurre en Zacapa o Chiquimula.
De acuerdo con Ana María Palomo, miembro de la Mesa de Cambio
Climático, “la población no está sensibilizada a qué somos vulnerables;
no hay medidas de adaptación al cambio climático; no hay manejo de
suelos y hay reducción de bosques”.
Los costos del cambio climático repercuten directamente en la
agricultura, seguridad alimentaria, infraestructura, salud y pérdida de
vidas humanas; se estima que su impacto representa el 0.5% del Producto
Interno Bruto (PIB) del país.
Guatemala es el único país latinoamericano y caribeño en el grupo de
24 naciones con mayor carga y más alta prevalencia de desnutrición en
niños de 5 años o menos, con un 48% en el período 2007-2011, según un
informe del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
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